El día 24 de abril de
1453 el maestro Enguerrand Quarton, de la diócesis de Laón, pintor, residente
en Avignon contrata y acuerda con el citado señor Jean de Montagnac –presentes
las dos partes contrayentes- la pintura de un retablo de esta manera, forma y
significado, contenido y expresado, artículo por artículo, en una hoja de
papel, que me ha sido entregada escrita en lengua romance, cuyo contenido
referido a continuación, dice así.
Sigue la disposición
del retablo que el señor Jean de Montagnac encarga al maestro Enguerrand,
pintor, para colocarlo en la iglesia de los cartujos de Villenevue.les-Avignon,
en lo alto del altar de la Ciudad Santa. En primer lugar, debe estar la
representación del paraíso y en este paraíso debe estar la santa Trinidad, y
del Padre al Hijo no debe haber ninguna diferencia, y el Espíritu Santo en
forma de paloma, y Nuestra Señora delante, según como parezca mejor a nuestro
maestro Enguerrand; la santa Trinidad colocará la corona a esta Nuestra Señora
sobre la cabeza.
Además, los vestidos
deberán ser ricos, el de Nuestra Señora será de damasco blanco con dibujos, a
juicio del mencionado maestro Enguerrand, y alrededor de la Santísima Trinidad se representarán
Querubines y Serafines.
Y, a un lado de Nuestra Señora, debe situarse al
ángel Gabriel, con un cierto número de ángeles y en el otro lado a san Miguel ,
también con cierto número de ángeles, según le parezca mejor al citado maestro
Enguerrand.
Y, hacia el otro
lado, san Juan Bautista con otros patriarcas y profetas, a juicio del
mencionado maestro Enguerrand.
Y, a la derecha, debe
encontrarse san Pedro y san Pablo con un cierto número de los otros apóstoles.
Y, del lado de san
Pedro, debe estar un papa mártir, al cual un ángel sostendrá la tiara sobre la
cabeza, junto con san Esteban y san Lorenzo, vestidos de cardenales diáconos y
además otros santos mártires, según la disposición del citado maestro.
Y, del lado de san
Juan Bautista, estarán los confesores, esto es, san Gregorio como papa, como se
ha dicho antes y dos santos cardenales, uno viejo y otro joven, y san Agrícola
y san Hugo, obispos 8san Hugo con hábito de cartujo) y otros santos, a juicio
del citado maestro Enguerrand.
Además, de la parte
de san Pablo, debe estar santa Catalina con algunas otras vírgenes, a juicio
del citado maestro Enguerrand.
Y, de la parte de san
Juan Bautista, la Magdalena y las dos Marías, la madre de Santiago y Salomé,
cada una de las cuales tendrá en l mano lo que deba tener, junto con otras
viudas, a juicio del citado maestro Enguerrand.
Además, deben estar
en el referido paraíso todas las condiciones de vida del mundo, según la
disposición del citado maestro Enguerrand.
Y, después del cielo,
el mundo, en el que se representará una parte de la ciudad de Roma.
Además, hacia el
oeste, debe representarse la iglesia de san Pedro de roma y delante de dicha
iglesia a la salida una piña de cobre y desde allí se desciende por medio de
una gran escalinata a una gran plaza que se extiende hasta el puente de sant
Angelo.
Y, a la izquierda de
la citada, hay una parte de las murallas de Roma y al otro lado se encuentran
casas y talleres de todo género, al final de la mencionada plaza está el
castillo de Sant Angelo y un puente sobre el Tíber que conduce a la dicha
ciudad de Roma.
Además, en la dicha
ciudad de Roma hay muchas iglesias, entre las cuales se encuentra la iglesia de
la santa Cruz de Jerusalén, donde san Gregorio celebró la misa y se le apareció
Nuestro Señor en forma de Ecce Homo: en ésta se pintará la historia según la
disposición del citado maestro Enguerrand y en la historia estará san Hugo,
cartujo que asiste al citado san Gregorio con otros prelados, a juicio del
mencionado maestro Enguerrand.
Y, saliendo de Roma,
debe mostrarse el Tíber que desemboca en el mar y que tendrá cierto número de
galeras y naves.
Y, más allá del mar,
estará una parte de Jerusalén, sobre todo el monte de los Olivos, donde estará
la cruz de Nuestro Señor y al pie de ésta se situará un cartujo orando y algo
más lejos estará el sepulcro de nuestro Señor y en lo alto un ángel que dice:
Surrexit, no est hic, ecce locus ubi posuerunt eum.
Y, al pie de dicho
sepulcro, habrá dos orantes, a la
derecha el valle de Josafat tras dos montañas, en el cual hay una iglesia donde
se encuentra el sepulcro de Nuestro Señor y un ángel que dice: “Assumpta est
Maria ad etherum thalamum in quo rex regum stellato sedet solio”, y al pie del
sepulcro un orante.
Y, a la izquierda, un
valle en el que estarán tres personas, todas de la misma edad, y de las tres
surgirá un rayo de sol, y allá estará Abraham saliendo de su tienda y adorando
a las citadas tres personas y diciendo: “Domine, si inveni gratiam in oculis
tuis, ne transeas servum tuum, sede, affera, paululum aque et laventur pedes
vestri”.
Y, en la segunda
montaña, estará Moisés con su pueblo y un oven que toca la cornamusa y allí
aparece al citado Moisés Nuestro Señor en forma de fuego en medio de un zarzal,
y dirá Nuestro Señor: “Moyses, Moyses”, y Moisés responderá: “Assum”.
Además, a la
izquierda estará el infierno y tras el purgatorio y el infierno habrá una
montaña; y del lado del purgatorio sobre la montaña, habrá un ángel que
conforta a las almas del purgatorio; y del lado del infierno estará un diablo,
en la montaña, muy desfigurado, que vuelve la espalda al ángel y que arroja
ciertas almas al infierno que le son entregadas por otro diablo.
Y, en el purgatorio y
en el infierno, estarán todas las condiciones de vida, a juicio del citado
maestro Enguerrand.
Y, el citado retablo
debe realizarse con finos colores al óleo y el azul tiene que ser azul fino de
Acre, excepto el que se pondrá en la cornisa, el cual será azul fino de
Alemania, y el oro que se usará ya sea para la cornisa ya para el entorno del
retablo, será oro fino y bruñido.
Y, el mencionado
maestro Enguerrand, demostrará toda su capacidad en la Santísima Trinidad y en
la bendita Virgen María, y lo restante lo realizará según su conciencia.
Y, la parte posterior
del retablo, estará pintada de un fino damasco carmesí con lirios
pintados.
Dice y promete el
mismo maestro Enguerrand, hacer esto y finalmente de acuerdo con las citadas
indicaciones, desde la próxima fiesta de san Miguel hasta el año próximo, por
el precio de ciento veinte florines, cada uno de los cuales vale veinticuatro
sueldos de oro de la moneda corriente en Avignon, descontando de éste los
cuarenta florines corrientes que el citado pintor reconoce haber obtenido del
mismo señor Jean, del cual el mismo pintor se declaró contento u después
expidió recibo al citado señor Jean… La suma remanente el dicho señor Jean promete
saldar al mismo maestro Enguerrand como sigue: veinte florines, cuando el mismo
pintor habrá llevado a término la mitad de la obra y cuarenta florines según lo
que haga y como pago a cuenta de la misma obra y los veinte florines en el
momento en que la obra se haya finalizado y colocado en la citada iglesia de
los cartujos.
Y el citado Jean
promete que se acordará con el prior y con el convento de los cartujos a fin de
que éstos respondan al citado maestro Enguerrand de la suma remanente en
ausencia del mismo Jean…
Otorgado en el taller
de especies de la casa de Jean de Bria, mercader de especies, ciudadano de
Avignon, presentes….
Pub. Joaquín Yarza y
otros, Fuentes y documentos para la historia del Arte. Arte Medieval II.
Románico y Gótico, III, Barcelona, 1982, pp. 422-426.